No existen milagros para evitar que un equipo deje de trabajar correctamente, pero podemos prevenir y anticipar posibles fallos gracias a un buen mantenimiento.
Hay muchas razones que pueden favorecer una parada o un funcionamiento incorrecto como un ambiente con mucho polvo, la manera de almacenarlos, el tiempo en desuso… Es importante que las detectemos, intentemos ponerlas fin (por ejemplo, limpieza superficial con un paño para evitar la acumulación de impurezas) y apoyarnos en nuestros expertos de confianza, para ello debemos contar con el mejor experto en mantenimiento de gatos hidráulicos, ¿tú ya tienes el tuyo?
Inspecciona siempre al gato antes de usarlo: observa si hay grietas, piezas sueltas, manchas de aceite o signos de fugas donde fue almacenado. Si es así, llama a un experto para decidir si necesita ser reparado o reemplazado.
¡Y no te olvides de las ruedas! Son otra parte fundamental y cualquier daño que se haya producido debe repararse antes de volver a utilizar el gato hidráulico.
Limpia el gato regularmente. Debido a que tiene grasa expuesta, ésta actuará como un imán para el polvo y la suciedad. Pasa primero un paño limpio para retirar el polvo y posteriormente pasa otro ligeramente engrasado para protegerlo.
Las ruedas y cualquier elemento móvil deben lubricarse de manera adecuada para alargar el tiempo de vida. Durante su limpieza a fondo, realizada por el experto anualmente, se elimina a fondo toda la grasa acumulada y se vuelve a engrasar.
Aunque los gatos hidráulicos disponen de un sistema cerrado, hay que reemplazar el aceite cada cierto tiempo. Para un funcionamiento correcto, como decíamos anteriormente, planificar el mantenimiento de estos es vital para evitar paradas repentinas. Aunque parezca algo sin importancia, un uso del aceite insuficiente o excesivo podría dañar permanentemente el gato.
Hay que asegurarse de purgar el sistema después de cambiar el aceite o cada vez que observe un comportamiento erróneo del gato. El mejor indicador de que es necesario purgar el gato hidráulico es que al levantarlo lentamente no lo hace de manera continua o no puede sostener el peso que nos indica el fabricante. Nunca hay que usar un gato hidráulico que se comporte de manera irregular o incluso si se tiene una ligera sensación de que algo no va del todo bien.
Libera al cilindro de toda presión antes de guardarlo. Esto no solo elimina el estrés en el sistema para que siga funcionando por más tiempo, sino que también ahorraremos tiempo la próxima vez que vayamos a utilizar el gato. Guardar el gato en posición vertical es importante para evitar posibles fugas y un posible mal funcionamiento del gato de cara a futuro.
Debemos asegurarnos de que el proveedor elegido es un experto en el tratamiento de gatos hidráulicos porque cualquier pieza o fluido no manipulado correctamente puede favorecer la rotura de nuestras herramientas o incluso, provocar un accidente.
Recuerda: no existen milagros para evitar una parada, pero podemos prevenir o mejorar la calidad de nuestras máquinas. ¿Un tip Actemium? Escríbenos para un diagnóstico, te recomendaremos la mejor solución para tus máquinas ¡Contáctanos!